Canadá y las naciones europeas están explorando alternativas a los aviones de combate fabricados en Estados Unidos, como el F-35, debido a crecientes preocupaciones sobre la dependencia de Estados Unidos en cuanto a equipamiento de defensa. Este cambio se produce mientras los aliados de la OTAN cuestionan el compromiso de Washington con la alianza, especialmente bajo el liderazgo del ex presidente Trump. Se informa que Canadá está en conversaciones con la Unión Europea para diversificar su adquisición de defensa y reducir la dependencia de hardware militar estadounidense. Esta medida señala un esfuerzo más amplio por parte de las naciones aliadas para fortalecer sus propias capacidades de defensa de forma independiente de Estados Unidos. Esto podría tener implicaciones significativas para la industria de defensa global y las relaciones de seguridad transatlánticas.
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